TRANMILENIO BOGOTA - COLOMBIA
No resulta sencillo tratar de explicar el motivo que me llevo a tomar la decisión de plasmar en una parte de la historia, lo que hasta el momento ha sido el sistema de transporte más “moderno” con el que ha podido contar Bogotá, sistema de transporte que a pesar de su fama de seguridad deficiente y de prestar un pésimo servicio, surge como la opción más viable para cientos de ciudadanos que lo ven como una oportunidad de sobrevivir en medio de esta cruenta realidad, bien sea, porque les brinda la posibilidad de satisfacer una de sus principales necesidades urbanas como lo es la movilidad, o simplemente porque le permite a la mayoría cumplir con la cita diaria para realizar la rutinaria labor, que les otorgara el dinero suficiente para lograr solventar los gastos que la simple existencia requiere.
Podría asegurar que la principal intensión, es aprovechar la oportunidad única que ofrece un medio en el cual la clase social queda en segundo plano, donde lo que menos suele importar a sus huéspedes pasajeros, es fijarse en una necesidad ajena, y donde lo primordial es ganarse un lugar sin importar el precio que se deba pagar por él, más aún cuando el precio lo debe pagar alguien más, gracias a la particular costumbre característica del ser humano donde lo que pareciera el objetivo general, es alimentar el ego que impide ver más allá de su propio deseo y los conduce a un actuar inconsciente por el cual están dispuestos a generar un mal común con tal de ganar un efímero estado de bienestar individual, lo cual me da el sólido argumento para poder afirmar que los bogotanos no tenemos el sistema de transporte que queremos, pero si el que nos merecemos, y solo tal vez cuando logremos evolucionar como sociedad podremos ser dignos de un servicio de más alta calidad.
